El final de la temporada de lluvias es un motivo de celebración. Si todo ha salido como debería, la cosecha será buena y el futuro próspero … razón suficiente, por lo tanto, para mostrar agradecimiento a la Naturaleza y a quienes intervienen en los fenómenos atmosféricos.
Cada cultura y religión lo hace a su manera.
Aquí en Tailandia, esto sucede en Loi Krathong.
El festival se celebra en toda Tailandia durante la luna llena de noviembre, aunque algunas ciudades son especialmente famosas como Chiang Mai y Sukhothai, donde las celebraciones son absolutamente magníficas.
La primera, Chiang Mai, es la favorita de los viajeros internacionales, mientras que Sukhothai tiene una mayor afluencia de público local, de tailandeses.
Comienza combinando varias ceremonias: un festival en honor a las deidades brahmanicas de origen Hindú y una celebración budista en la que se ganan méritos.
En dos rituales simultáneos, se lanzan faroles encendidos al cielo y se arrojan al río velas sobre barquitos, llamados ‘krathongs‘ o coronas flotantes.
Si existiese un fiesta perfecta o casi, sería esta.
Los padres participan con sus hijos, al igual que los novios y los grupos de amigos, los extranjeros se mezclan con los locales y se lleva a cabo en toda la ciudad, por lo que hay mucho espacio.
Como el budismo se mezcla con las creencias animistas y el culto brahmanico, los que venimos de otros países tenemos dos opciones para elegir cuando lanzamos los faroles encendidos al cielo y botamos las pequeñas coronas flotantes.
La primera opción es honrar a Buda, que nos enseñó el Dharma, y entonces podemos liberar en el cielo o río abajo la pesada carga de nuestro apego a las cosas materiales y el ego que siempre termina causándonos dolor.
Los niños pueden pensar en dejar que el farol se lleve muy lejos todo aquello que no es bueno, que hace daño a sus amigos, a su familia y a ellos mismos.
Nos libramos de lo que nos lastima y soñamos con un futuro esperanzador.
La segunda opción es mostrar nuestros respetos a los dioses que controlan las fuerzas de la naturaleza y los espíritus del agua y del cielo: Indra y las Nagas.
Les damos las gracias por las lluvias monzónicas que fertilizan las tierras de los tailandeses y, a cambio de nuestra ofrenda, les pedimos que nos liberen de todas esas cosas que nos preocupan, para que solo nos lleguen cosas buenas.
Los niños pueden dar las gracias a la Madre Tierra por las cosas buenas que les pasan e imaginar cómo quieren que sea el mundo para que resulte mejor para todos.
